junio 1, 2023 10:48 pm
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VISIÓN EDITORIAL

“EL ELEFANTE REUMÁTICO”

Por: Edilberto Cervantes Galván

Monterrey.- En los años ochenta del siglo pasado, cuando era Secretario de Educación Pública, Jesús Reyes Heroles (intelectual y político) se propuso renovar el sistema educativo mexicano. Desde su perspectiva, la forma en la que funcionaba el sistema dejaba mucho que desear, ya que los procesos en su interior eran burocráticos y lentos: el sistema educativo semejaba, decía, un “elefante reumático”.

En términos cuantitativos, entre los años sesenta y ochenta, el sistema educativo mexicano había crecido de manera significativa y, para ese entonces, casi se había alcanzado al 100 por ciento la cobertura de la educación básica. Para lograr lo anterior, México había construido un sistema educativo mucho mayor que el de otros países latinoamericanos, con un intenso programa de construcción de escuelas, la edición anual de millones de libros de texto gratuitos, una intensa formación de maestros y su incorporación al servicio de manera masiva cada año.

Con este esfuerzo de gran magnitud, también fue creciendo en número y en significación política la organización sindical de los maestros: el SNTE.

A partir de los años noventa, con los aires de modernización neoliberal en la política nacional, el reto que se plantea es el de la calidad. Desde el poder político se señala un “desastre educativo”, el cual sólo podrá superarse con la mejora de la calidad de la educación. La globalización económica demandaba la formación de un mexicano que cumpliera con los estándares del mercado internacional.

Se adoptó el sistema de evaluación educativa internacional de la OCDE, el cual se aplica desde los primeros años del siglo XXI; se creó un Instituto Nacional de Evaluación Educativa; se redujo el papel del SNTE en los procesos laborales y cada gobierno ha intentado instrumentar una política educativa específica. Las evaluaciones periódicas de la OCDE muestran que a lo largo de los primeros veinte años del siglo XXI los jóvenes mexicanos se mantienen en los últimos lugares.

(El periódico El Norte comentaba hace unos días que los jóvenes mexicanos triunfan en los concursos internacionales de Matemáticas.)

La reorientación en la educación que está impulsando el actual gobierno nacional ha tenido que enfrentar el tremendo impacto de la pandemia del COVID, que se tradujo en el cierre de los planteles educativos por casi dos años y en el abandono de la escuela de millones de estudiantes.

La propuesta de la Nueva Escuela Mexicana se orienta a una formación humanista, vinculada con la realidad social del entorno escolar y orientada a la aplicación del conocimiento en la resolución de problemas: contextualizar el conocimiento en el ámbito de las comunidades educativas, a partir de la realidad en la que viven los alumnos.

Hasta ahora las expresiones públicas de crítica a la NEM ponen el acento en un ángulo que es inmanente a la educación: la ideología: la forma de ver el mundo. Claro que la visión del mundo centrada en la comunidad no concilia con la visión globalizadora.

Pero el debate por la educación está dejando de lado a los maestros y a los directivos escolares. No se presta atención a lo que en realidad está sucediendo en las escuelas: el regreso a las aulas después de la pandemia sólo ha sido materia de análisis-diagnósticos por parte de ONGs, en los que se pone el acento en el abandono de los alumnos y la cuestión socio-emocional, pero no en el “qué hacer” en la vida cotidiana de maestros y directivos.

En la literatura reciente sobre el tema educativo llaman la atención los libros escritos por el maestro Roel Guajardo, en los que se trata de establecer un diálogo con alumnos, maestros y directivos escolares. Desde su experiencia concreta, como profesor y como directivo escolar, el Maestro Guajardo aborda la temática que está presente actualmente en las instituciones escolares.

En la más reciente edición del libro: El Problema es de Valores, Guajardo aborda la problemática social y de tensiones en el tejido social que caracterizan a la sociedad mexicana contemporánea. A partir de encuestas entre alumnos, sondeos entre maestros y padres de familia y la consulta a especialistas, configura un perfil de actuación de los jóvenes: a) quienes no quieren involucrarse en la sociedad y simplemente se aíslan; b) quienes se refugian en los juegos o en relaciones virtuales, a través de las redes sociales “quizá incluso en el alcohol y las drogas”; y c) quienes adoptan conductas violentas, uniéndose a pandillas o bandas. La educación tiene que luchar contra la estética del consumo. Pero, ¿cómo educar y formar en valores? Hay que dar prioridad a otro tipo de valores: vivir la realidad actual y también pensar en el futuro, en la sociedad en la que vivimos y en nuestras familias. Desarrollar actitudes de solidaridad y de apoyo a los compañeros y amigos día con día. “Los valores se aprenden observando lo que sucede alrededor, compartiendo con los amigos, familiares y con los maestros. No los vas a aprender en un libro, por muy bueno que sea”.

El maestro Guajardo considera que el reto actual en el quehacer cotidiano de la escuela mexicana es el de “acostumbrarnos a un modelo educativo híbrido: se alterna la presencia en las aulas con el uso del espacio virtual”. “Habrá que establecer la forma en la que aprenden los estudiantes en esta nueva realidad y desarrollar en consecuencia modelos pedagógicos inéditos. Un proceso de análisis del aprendizaje. Los esquemas de evaluación, por su parte, más que determinar la promoción, deben servir de retroalimentación para docentes y alumnos”. Esta perspectiva de la evaluación se corresponde con la postura de la Nueva Escuela Mexicana. (Ver: Guajardo, Roel, El Director de Escuela como líder de proyecto, 2022).

La nueva realidad plantea la necesidad de un cambio de mentalidad en la comunidad escolar. En esta tarea, el liderazgo de los directores de las escuelas es fundamental. “Digámoslo claro –señala Guajardo–: el papel del director de escuela es particularmente importante; de su gestión al frente de la misma depende que los maestros, padres de familia, personal administrativo y, por supuesto, los alumnos, alcancen todo el potencial que tienen para la mejora académica”.

“La tecnología es una opción para enfrentar esta nueva realidad, el uso del análisis de datos, de Inteligencia Artificial y de aplicaciones en dispositivos electrónicos, puede favorecer los procesos educativos de manera fundamental”. El maestro Roel sentencia: “Hoy, cuando existe un sinfín de tecnologías que pueden hacer más fácil el trabajo burocrático y administrativo de la escuela, es difícil que encontremos instituciones educativas que las utilicen, sobre todo en educación básica y media superior, pese a que su uso podría liberar a los maestros y directivos de este tipo de trabajo para que puedan dedicarse prioritariamente a la parte académica del mismo”.

Ya no estamos en la subcultura de los años noventa en la que se pregonaba que la computadora supliría al maestro. La integración de los recursos digitales en los procesos educativos, en 2020 y 2021, tuvo que hacerse al troche y moche como resultado de la irrupción de la Pandemia del COVID y la falta de red de internet y equipos para maestros y alumnos. Es el momento de dotar a las escuelas de educación básica y media superior del equipamiento digital básico para disminuir la carga burocrática y facilitar la tarea académica de la comunidad escolar.

Así como el proceso de cambio tecnológico, que caracteriza a la sociedad contemporánea, ofrece recursos para mejorar las tareas escolares, también plantea retos que enfrentarán los jóvenes cuando se incorporen al mercado del empleo. En el contexto de la denominada Cuarta Revolución Industrial, cuyo principal rasgo es la automatización de los procesos productivos y el uso intensivo de las tecnologías de la información en la vida cotidiana, Roel Guajardo y el maestro Juan Palacios han escrito un texto de información y orientación para los jóvenes sobre las características del mercado de trabajo en el Siglo XXI: Los jóvenes y el empleo: el futuro que les espera. Dirigido a los jóvenes, el texto es de fácil lectura; bien documentado y con serias reflexiones.

La evolución acelerada del cambio tecnológico digital plantea un nuevo tipo de alfabetización, señalan los autores. Es cierto que “leer, contar y pensar” continúan siendo la base para cualquier otro aprendizaje y tienen que ser llevadas al máximo: ahora lo básico pasa por desarrollar el pensamiento algorítmico, que es la base para la programación y el análisis de datos. Además, ejercitar el pensamiento crítico, como una habilidad para cuestionar y reflexionar sobre la información que se recibe, aparece ahora como un recurso de aprendizaje básico.

En el escenario laboral del siglo XXI, las personas enfrentarán varios cambios de “actividad económica” a lo largo de su vida para subsistir. El cambio tecnológico desaparece empleos y crea nuevos con gran celeridad, por lo que una persona debe vivir en constante preparación y desarrollar más de una profesión o tipo de empleo. La otra opción es el autoempleo o convertirse en microempresario.

Esto representa un nuevo reto para las instituciones educativas. En los procesos de formación asociados a profesiones, con programas de estudio que requieren varios años para sustentarse, cuando el estudiante egresa el mercado puede estar demandando habilidades que no existían cuando inició sus estudios hace tres o cinco años. En muchas ocasiones se trata de innovaciones que reclaman una certificación específica y que incluso no tienen por qué formar parte de un plan de estudios.

Como alternativa al enfoque de profesiones se plantea la formación interdisciplinaria o la de un currículum flexible.

Mantenerse al día del cambio tecnológico y sus efectos en el mercado de trabajo es el desafío de las instituciones de formación profesional en las próximas décadas del siglo XXI.

En este contexto de cambio tan dinámico avanza la instrumentación de la Nueva Escuela Mexicana. La comunicación con directivos y maestros se empieza a realizar de manera directa, aprovechando los recursos actuales de la comunicación digital.

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