Humanidades, ciencia y tecnología
Por: Edilberto Cervantes
Monterrey.- En este mes de febrero los legisladores federales analizarán una iniciativa de ley general sobre las humanidades, la ciencia, la tecnología y la innovación.
La promoción del desarrollo de la ciencia y la tecnología en la historia de México no ha generado éxitos significativos.
Con la creación del CONACYT, hace ya cincuenta años, se planteó la necesidad de dar una orientación nacional a las actividades científicas y tecnológicas con la intención de reducir la dependencia del extranjero en la materia.
La gestión del CONACYT, como organismo público descentralizado, ha estado sujeta a vaivenes según la interpretación de su misión. En un principio el debate se planteó sobre si los investigadores de la UNAM o los del IPN serían quienes prevalecerían en su manejo: se argumentaba que el CONACYT y la asignación de los recursos públicos no deberían quedar en manos de una burocracia sin conocimiento de la actividad científica. La “comunidad científica” debería ser la que decidiera en qué y cómo se utilizaría el presupuesto público.
Hacia fines de los años ochenta, ante la presión de los sindicatos universitarios por una mejora salarial, el gobierno federal planteó que no había recursos para un incremento general y que lo mejor era crear un sistema de estímulos al desempeño que alentara la mejora académica y las actividades de investigación. Así se creó el denominado Sistema Nacional de Investigadores. No se le vinculó a ninguna política o estrategia en materia de ciencia y tecnología.
Thomas S. Kuhn, en su obra: La estructura de las revoluciones científicas (FCE, 1962, 1ª edición) analiza la forma en que se desarrolla el conocimiento y el proceso de formación de los científicos. La investigación científica es un proceso complejo que se realiza en un contexto intelectual determinado por los paradigmas o verdades aceptadas por la comunidad de investigadores. En ocasiones los descubrimientos se producen de manera accidental: serendipia.
En el ámbito académico son los investigadores maduros y en posiciones de liderazgo quienes imponen las líneas de investigación institucionales. En muchas ocasiones esas líneas responden a las agendas de las universidades del extranjero y a las que promueven las publicaciones internacionales acreditadas en un campo determinado. Para los alumnos mexicanos que van a realizar cursos de posgrado en universidades extranjeras los temas de titulación los definen los “asesores” de tesis.
Así que el apoyo a la investigación en las instituciones académicas y de investigación en México se ha realizado atendiendo los criterios individuales de los científicos o, como sucedió en los últimos lustros, a la atención de las necesidades de las empresas mexicanas y extranjeras. Siguiendo el modelo neoliberal, entre 2001 y 2018 el CONACYT transfirió a empresas privadas más de 45 mil millones de pesos (equivalentes al 42 por ciento del presupuesto público para la C y T). El apoyo a la ciencia básica en ese periodo fue una quinta parte de lo entregado a las empresas; en 2017 y 2018 el apoyo a la ciencia básica fue nulo.
Las oportunidades de empleo efectivo de mexicanos con alto nivel de preparación académica se han reducido significativamente; alrededor de 400 mil con ese perfil residen en el extranjero.
El hecho es que no se ha lo grado desarrollar una capacidad científica y tecnológica que ofrezca soluciones a los problemas nacionales. En décadas, el CONACYT no ha tramitado ningún recurso de protección de propiedad industrial que se haya generado con sus recursos. En lugar de impulsar la investigación en las instituciones de educación superior, CONACYT prefirió establecer su propia red de centros de investigación, desconectados de una estrategia pública.
A pesar de que se reconoce que la investigación aplicada es la búsqueda de soluciones a problemas concretos y que en esos procesos de búsqueda se producen saltos cualitativos, se insiste por voceros de la comunidad científica en que la agenda de investigación no tiene por qué responder a una estrategia nacional y que se debe privilegiar la producción de conocimientos de manera “autónoma”. ¿Autonomía respecto de qué?
La iniciativa de Ley General de Humanidades Ciencia, Tecnología e Innovación propone la reivindicación del papel social de la investigación humanística, científica, del desarrollo tecnológico y la innovación. Trata de hacer efectivo el “derecho humano a la ciencia”, que se incorporó en 2019 al Artículo 3º de la Constitución y atender la resolución del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU (2020), sobre la obligación de los estados de adoptar medidas y asignar recursos para la realización del derecho humano a participar del progreso científico y gozar de sus beneficios.
La Iniciativa plantea el establecimiento de una Agenda Nacional, para atender los retos del México contemporáneo y que fortalezca la soberanía del país y un conjunto de Programas Nacionales Estratégicos, para la solución de problemas nacionales concretos.
Asociada a los Programas Estratégicos se plantea una estrategia nacional de acceso a la información, con un Sistema Nacional de Información. El Sistema deberá incluir información diferenciada por género, origen étnico, edad, clase y sector social.
Se propone un Sistema Nacional de Humanidades, Ciencia, Tecnología e Innovación en un contexto de planeación estratégica participativa y un Sistema Nacional de Centros públicos para la prevención, atención y solución de problemáticas nacionales. Con la obligación de realizar investigación de frontera. Los centros ejercerán autonomía técnica y de gestión, con órganos de participación y consulta y una asamblea del personal.
Se plantea la consolidación del gobierno digital y la ciudadanía digital, mediante el desarrollo de las tecnologías de la información, en particular de software libre y código abierto.
También se considera la asignación “universal” de becas a los estudiantes de maestría y doctorado de las universidades públicas y la configuración de un Sistema nacional de posgrado.
Se mantiene el Sistema Nacional de Investigadores con apoyo público para los investigadores de las instituciones públicas y con apoyo privado para los investigadores de instituciones privadas que cuenten con el reconocimiento del SNI.
Para el fortalecimiento de las cadenas productivas internas se impulsará el desarrollo de tecnologías estratégicas de vanguardia. Un Programa Nacional de Innovación para generar nuevos productos, servicios y procesos y fortalecer a las empresas. Se busca apuntalar la rectoría económica del Estado a través del sector público.
Se fijan por primera vez criterios explícitos para evaluar los resultados de los sistemas y programas. La Evaluación del gasto nacional en la materia se deberá realizar conforme a criterios e indicadores de bienestar que permitan medir sus efectos en el desarrollo social y económico del país, así como su independencia científica y tecnológica, además de la verificación relativa al uso de recursos públicos.
Hasta ahora las reacciones a las disposiciones propuestas en la Iniciativa de Ley han sido limitadas. Desde una postura crítica, la investigadora Violeta Gleaves López publicó un artículo en la revista Nexos (enero, 2023). Señala su desacuerdo con una Agenda Nacional, ya que considera que es una manera de “controlar de manera centralizada la generación del conocimiento científico” y que se deja de lado el conocimiento que produce de manera autónoma el personal científico. Concentra sus observaciones en la protección de las libertades del personal científico y señala que la nueva Ley “atenta” contra sus derechos laborales. Sin embargo, en la Iniciativa se establece que se respetarán los derechos laborales de los científicos.
A medida que avanza el siglo XXI, se destaca cada vez más que el conocimiento científico y el desarrollo tecnológico son determinantes en las posibilidades de desarrollo de la humanidad, tanto para reducir los riesgos y las amenazas que el sistema productivo ha generado, como para aprovechar de manera racional los recursos naturales del planeta. México está rezagado en impulsar y aprovechar la ciencia y la tecnología.