Previos de Navidad
Por: Stibaliz RuizUrquijo
15 de noviembre del 2021
Andamos ya bajando de temperatura, amanecemos con fresco, luego viene el calor, y regresamos a lo fresco. Esto conlleva a hacer el cambio de ropa en nuestro vestidor, va para fuera la ropa de verano y viene los swteres, ropa más abrigadora, pants, etc.
Cada vez que cambiamos de estación es lo mismo, pero les platico que cada que hago este cambio, reviso con calma la ropa de invierno que estoy sacando, veo que ya no uso, no me queda o tengo siglos sin usarla y esta guardada y lo que hago la echo a mi cajuela del coche y si veo gente en la calle que necesita algo más abrigador me paro para regalarle algo que le pueda cubrir mejor (y que le quede aparte).
Después de todo lo que hemos pasado, y que tanto estuve con mi tema de la empatía, aquí es donde sabremos qué lecciones hemos tenido a raíz que la pandemia nos encerró, nos cambió la vida, el ritmo, lo social, lo laboral, lo familiar, todo.
En un tiempo atrás les escribía que es super importante mantener la armonía en uno mismo, obviamente trabajando todos los días en nuestra persona, tratando de ser más pacientes, que debemos ser más empáticos con los nuestros, en nuestro trabajo, que difícil es trabajar con cero empatía, prefiero llegar saludando a todo mundo, que ver caras largas… entiendo la parte de que nada más uno sabe lo que carga en el zapato, pero al menos si llegas con actitud pues tendrás una buena respuesta.
La idea que me dieron, porque en realidad me lo sugirieron me hizo muy feliz. La primera vez que me pare con mi coche a regalar algunas chamarras que traía, de primera se asustaron ya me acerque les dije quién era y que me gustaría regalarles algo más abrigador, que no trataba de ofenderlos, esa cara que cambio cuando les explique a que me les había acercado la traigo grabada en mi cabeza.
Después de ahí agarre vuelo y recogí la ropa de mi Papá y de mi hermano, porque me he topado con muchos señores y a ellos les sirve mucho esa ropa.
Hace tiempo por estas fechas también mi familia y yo fuimos a una clínica aquí en Monterrey, a regalar cenas, café, chocolate, agua, y ahí nos quedamos cenamos con gente que se pasa la noche esperando noticias de su familiar, nos encantaría volverlo a hacer, pero por la pandemia no sé cómo sean ahora los permisos, lo investigaré, y de verdad si pueden y tienen ganas de alivianar a alguien, hagan un obra como esta, no es un gasto exorbitante, yo junte a varios amigos y a mi familia, cada uno llevo un guisado a mi casa, mi comadre calentaba tortillas, mi primo les ponía el guiso, yo los empaquetaba y la esposa de un amigo los guardaba en una hielera, para conservarlos calientes, mi hermano y un buen amigo hicieron un enorme garrafón de café y otro de chocolate.
La gente muy ordenada, hicieron su fila, repartimos todo y nos quedamos con ellos, algunas veces nos ha pasado vivir lo mismo y está cabrón pasarla solos y sin nadie con quien hablar, creo que hicimos una buena obra, que no nos costó mucho, pero nos motivó mucho para ponernos pilas y saber que no eres el único con problemas, ansiedades, tiempos tristes, eso alimento mi alma escuchar a las personas al igual como me escucharon a mí en algún momento que pase similar al de ellos, el simple hecho de escuchar te garantizo que te vas y dejas tranquilo a esa persona que acompañaste un momento.
Tengamos empatía con nuestros semejantes, en todos los aspectos, ya viene esta temporada, que para mí en lo personal es muy nostálgica, pero les diré que disfruto y mucho; ver a mis Papás vueltos locos con poner el pino. Esa parte no la cambio por nada.
Comencemos pues a intentar sembrar una sonrisa a quien se deje.
ruiz.urquijoopinion@gmail.com