julio 13, 2025 3:01 pm
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EL CASO IRIGOYEN Y EL CLUB DE LOS MILLONARIOS

DEFRAUDADOS

EL CASO IRIGOYEN Y EL CLUB DE LOS MILLONARIOS

Crónicas policíacas

Por: Rene Martínez González

Los fraudes a particulares en la ciudad de Monterrey y su área metropolitana destinados a los ahorradores tienen una larga historia.

A principios de los años noventa, surgió en Garza García una organización de carácter civil con las siglas de ACRAMAC, cuyo organizador era un tal Jacinto de quien no vale ni la pena recordar su nombre.

La propuesta era sencilla: prometer a los ahorradores que si depositaban el dinero en su asociación obtendrían más altos intereses que los que pagaban las instituciones bancarias y muchas personas acudieron al llamado depositando su confianza en la institución y entregando en algunos casos los ahorros de su vida.

Los primeros meses les fue cumplido lo prometido, pero luego cesaron los depósitos, las denuncias ante las autoridades se comenzaron a presentar y pronto el organizador del sistema fue detenido y enviado a prisión mientras era procesado por los delitos de asociación delictuosa, fraude, robo y otros.

Luego que Jacinto ingresó a la penitenciaría no se supo más del caso, y si regresó el dinero a sus clientes o no lo hizo es cosa que no fue dada a la publicidad.

Pero el ejemplo del sujeto pronto fue copiado y mejorado como alguien que se ostentaba como organizador de lo que se llegó a llamar «EL CLUB DE LOS MILLONARIOS».

El sistema era el mismo y el organizador esta vez fue José Irigoyen Villarreal quien había logrado reunir un gran número de ahorradores en su organización con las mismas promesas.

Pronto no pudo pagarles y el escándalo fue tremendo pues en los años noventa al principio de la década se hablaba de muchos millones de pesos.

Cuando se dio a conocer su detención para investigación las autoridades hicieron pública la petición de que los afectados por este hombre se hicieran presentes ante la fiscalía para presentar su denuncia correspondiente y poder dar seguimiento legal a cada uno de los casos.

El fiscal designado para investigar el caso fue el licenciado José Prieto Rojas quien de la noche a la mañana vio las oficinas de la fiscalía repletas de quejosos que formaban filas de varios centenares de personas en los pasillos del antiguo Palacio de Justicia ubicado frente al Penal del Estado del Topo Chico.

Me tocó ver esas largas filas y me sorprendió ver entre los denunciantes a varios agentes y hasta abogados que laboraban en la Policía Judicial del Estado.

También ellos fueron convencidos por los argumentos del estafador.

Pude estar presente cuando se libró la orden de internamiento del acusado al Penal del Estado y no solo a él hombre sino a su secretaria y otros trabajadores administrativos de la oficina que realizaba las colectas de dinero entre los ahorradores que nunca pudieron recuperar sus inversiones.

¿Por qué se daban estos casos?

Antes de entrar a prisión José Irigoyen hizo uso de la palabra pidiendo que le dieran oportunidad de negociar con sus acusadores para acordar la forma que podría resolver la situación y hacer una propuesta ante lo cual el fiscal con voz severa le contestó: «Regrese el dinero a la gente!» luego de esa sentencia el acusado prefirió guardar silencio mientras era escoltado por las autoridades junto con una de sus secretarias al interior de las instalaciones de la penitenciaría donde murió catorce años después sin haber regresado un solo centavo a sus inversores.

¿Por qué ocurren estas situaciones?

Tal vez José Irigoyen no mentía en sus intenciones, la verdad es que no podría lograrlo en corto plazo, y tal vez ni a la larga, pues era mucho dinero.

Tal vez se daba cuenta de lo imposible de sus promesas de pagar más intereses que las instituciones bancarias era imposible y pretendía convencer hasta a las autoridades de recuperar su libertad y seguir estafando.

Sumándole a esto la necesidad de la gente de bajos recursos en poder hacerse de un dinero extra para poder solventar sus gastos, que a la postre se incrementaron pues se quedaron sin lo poco que tenían y con las deudas incrementándose cada día más.

¿De dónde nace la idea?

De las llamadas «Off Shore» o paraísos fiscales que en efecto pagan mayores intereses que los bancos a sus ahorradores y son dirigidas por expertos en inversiones en casas de bolsa internacionales.

Las oficinas de algunas de estas firmas comerciales internacionales se encuentran ubicadas en lugares como las Islas Caimán donde la ley permite este tipo de operaciones de manera legal y hasta donde se dirigen los representantes de estos ahorradores para realizar sus inversiones.

Lo que no dice nadie es que las acciones de bolsa se mantienen por lo regular, pues son fondos de dinero a los que recurren los grandes inversionistas millonarios a nivel mundial.

Por eso pagan mayores intereses a los ahorradores pues cobran muy alto los intereses a los empresarios que se los solicitan y de ahí sale el dinero para pagar a los pequeños ahorradores.

Este procedimiento es utilizado por los bancos normalmente para beneficio de sus ahorradores, pero con inversiones seguras y protegidas que no fallarán y por eso pueden pagar intereses a los clientes, pero más bajos.

Lo que no dicen los que promueven las inversiones en paraísos fiscales es que las acciones de la bolsa tienen fluctuaciones así que si inviertes diez mil pesos puedes ganar cien mil al subir las cotizaciones de bolsa o ver esos diez mil pesos convertidos en cien pesos en unos segundos al bajar el valor de las acciones.

Por eso ocurren los escándalos fraudes de particulares que pretenden hacer dinero con esos sistemas y pronto una falla o caída de la bolsa los puede hacer perder todo su dinero.

EL CASO ABACO Y JORGE LANKENAU

Una situación similar enfrentó la casa de Bolsa llamada «Abaco» que era dirigida por Jorge Lankenau y que tuvo en su inicio tanto éxito que en su apogeo se anunciaba en televisión con la canción «Ven a mi casa esta navidad» para atraer más inversionistas y como Jorge Lankenau era un reconocido hombre de negocios muchas gentes le otorgaron su confianza.

Hasta que el sistema falló y no pudo cubrir los intereses de los ahorradores que habían depositado su confianza en el estratega de la bolsa.

Se dice que muy pocos inversionistas lograron sacar su dinero antes del colapso financiero de ABACO, y uno de ellos habría sido el ya finado dueño de las desaparecidas mueblerías FAMSA.

El caso ABACO tomó fama pues cuando aparecieron las denuncias se encerró en su casa al no haber orden de aprehensión quiso ganar tiempo y esperar a que las acciones subieran de precio para poder enfrentar a sus clientes, lo cual no ocurrió.

El hombre fue cercado en su casa por los agentes investigadores que permanecieron día y noche mientras avanzaba el proceso legal iniciado contra el empresario y surgió la orden de cateo para el domicilio, emanada de un juzgado, los agentes penetraron legalmente al domicilio, fue detenido y conducido al penal.

Pero la causa principal de que estos fraudes ocurran no es el sistema de la bolsa ni los estafadores, es, entre otros, la avaricia de la gente por ganar dinero fácil y rápido, y tal codicia los hace caer en estos sistemas que acaban de despojarlos en ocasiones del dinero que han ahorrado en toda una vida de trabajo y que ven de repente en una acción de la bolsa que su capital ha sido reducido a ceros.

En los tres casos, los ahorradores involucrados en la estafa, que es conocida a nivel internacional como sistema Fonsi y empleada por muchos estafadores, el dinero no fue recuperado.

Y tampoco hay manera de hacerlo.

Así que lo mejor es no caer en estas tentaciones a pesar de los espectaculares anuncios que las promocionan tanto en radio, prensa y ahora internet, como en la televisión pues se trata de instituciones privadas, a las cuales en un momento predeterminado todo les pueda fallar y se pierda todo su capital.

Imágenes periódico El Norte.

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