LA “INDUSTRIA” DIGITAL
Por: Edilberto Cervantes Galván
Ex-Secretario de Educación en N.L.
La expresión más avanzada de la tecnología es, hoy en día, la “industria” digital. Esta tecnología ha desarrollado aplicaciones que se hacen presentes en las más diversas actividades. En la esfera de la producción, en los servicios, en el entretenimiento, etc. y en lo que fue su inicio, la comunicación.
La digitalización se ha ido expandiendo de manera acelerada y está presente en la vida cotidiana de casi todo mundo. Las empresas que están explotando la tecnología digital son, a nivel mundial, las más dinámicas y las que obtienen mayores recursos. En el conflicto económico entre los Estados Unidos y China el punto de competencia más fuerte es, sin duda, en la industria digital. El puñado de empresas digitales ubicadas en el Sylicon Valley norteamericano tiene una contraparte equivalente en China.
Para el académico Yanis Varoufakis, el desarrollo de la industria digital y su presencia en la vida cotidiana ha dado lugar a una nueva forma de economía, en la que empresas como Amazon, y sus servicios en la Nube, ejercen un poder casi monopólico -como lo hace Apple con su iPhone- y cuya fuente de ingresos es la renta de los servicios en la Nube. La Apple Store funciona como si fuera un “feudo” en la Nube. Apple y Google invitaron a desarrolladores externos -no asalariados- para que crearan aplicaciones, mismas que comercializan a través de la Apple Store y Google Play. La renta de la Nube digital es la fuente de ingresos para ambas empresas. En China la empresa Tencent ha seguido esos pasos.
La utilización de los servicios en la Nube no supone un desgaste o deterioro de la misma, es un servicio que se renta. El usuario la utiliza, pero no se apropia de la misma. No se trata de una mercancía que se produzca para ser vendida (“Alexa y Siri no responden a nuestras preguntas a cambio de dinero” su objetivo es captar y modificar nuestra atención). Estos aparatos se alquilan o venden a un precio barato; el propósito es acceder a nuestros hogares y a captar una parte cada vez mayor de nuestra atención.
Ante estas circunstancias, ¿cómo educar a los jóvenes para que valoren este proceso en el que sus propensiones, deseos, miedos y sesgos cognitivos, están siendo manipulados para inducir un comportamiento?
Los “nubelistas” -dice Varoufakis- se están haciendo fabulosamente ricos sin necesidad de organizar la producción de ninguna mercancía. “Al igual que Ford, Edison y Westinghouse, los nubelistas de Amazon, Tencent, Alibaba, Facebook, Apple y Google también invierten en investigación y desarrollo, en política, en marketing, en el desmantelamiento de los sindicatos y en tácticas propias de un cártel, pero…no lo hacen para vender mercancías con el máximo beneficio posible, sino para extraer las máximas rentas de los capitalistas que si lo hacen”.
Según Varoufakis, el exitoso empresario Elon Musk no ha logrado desarrollar su propia Nube y por ello adquirió X, para impulsarla como “una plaza pública en la que puede debatirse sobre cualquier cosa”. Con X la intención de Musk es convertirla en una “aplicación para todo”; para atraer la atención de los usuarios, modificar su comportamiento de consumo, extraer de ellos trabajo gratuito como siervos de la nube y cobrar a los vendedores la renta de la nube por venderles sus mercancías. La pregunta – dice Varoufakis- es si Musk logrará construir un importante feudo en la nube y, así, acceder a la nueva clase dominante tecnofeudal: los “nubelistas”.
En este escenario apareció la Inteligencia Artificial (IA), como un nuevo recurso digital que abre enormes posibilidades de desarrollo, con aplicaciones en casi todos los ámbitos. A la IA se le promociona como un sistema para procesar, en muy corto tiempo, grandes cantidades de datos y generar conocimiento o respuestas con base en esa información. En muy poco tiempo se han desarrollado dispositivos como el ChatGPT, a los cuales se les dan instrucciones y estos responden a las inquietudes de los usuarios. Se dijo en su momento que la información de base que está almacenada en estos dispositivos es la que se ha comunicado, la que hemos compartido todos los usuarios, a través de Internet. Un aprovechamiento sin costo para los desarrolladores.
La Inteligencia Artificial ofrece grandes posibilidades de beneficio para la humanidad, pero también plantea riesgos de diverso tipo. Se han celebrado reuniones internacionales para analizar sus posibles aplicaciones y también para encontrar maneras de encauzar su desarrollo y evitar los riesgos. No hay ningún consenso sobre reglas que modulen su desarrollo y mientras tanto, las potencias digitales -como China y los Estados Unidos- están impulsando el desarrollo de dispositivos de IA con el objetivo de no quedar rezagados.
La UNESCO, con reservas, pero no deja de impulsar el uso de la IA en el sistema educativo. En América Latina, se registran los avances que se han dado en Chile para alentar su aplicación en el sistema educativo. En México, universidades como la UNAM y el Tec de Monterrey están dando pasos para que alumnos y maestros incorporen dispositivos de IA en sus actividades académicas. También se están ofreciendo nuevas carreras profesionales en torno a la “ciencia de datos”.
No obstante, la inversión de las empresas latinoamericanas en recursos asociados a la Inteligencia Artificial es sumamente limitada. Se plantea que las nuevas tecnologías asociadas a la IA podrían transformar hasta la mitad de los empleos en la región, pero la falta de infraestructura digital y de acceso a Internet frenan ese posible avance.
La Organización Internacional del Trabajo también advierte que la “automatización” de los procesos productivos, que propiciaría el uso de la IA, podría empeorar las desigualdades y la informalidad. No obstante, la OIT sugiere que es más probable que la mayoría de los empleos en las industrias sean complementados en lugar de sustituidos por la IA.
La OIT estima que entre el 8% y el 14% de los empleos podrían mejorar su productividad con la IA, mientras que sólo entre el 2% y el 5% corren el riesgo de automatización total.
Sin embargo, los empleos más “propensos” a ser afectados por la IA son los de los trabajadores urbanos, los más jóvenes y educados en los sectores formales; esto podría empeorar las desigualdades económicas.
La utilización de la IA en el ámbito productivo es de costo alto y su tendencia es a la automatización de operaciones y procesos, tendencia que va en contra de la dotación de recursos de países como México, en los que un factor “abundante” es el trabajo.
La propia OIT plantea una serie de recomendaciones para poder “aprovechar” la IA:
a) Instrumentar programas de aprendizaje permanentes; b) Reforzar las competencias básicas. c)Mejorar los sistemas de protección social (abordar las brechas de género); d) Mejorar la infraestructura digital; e) Ayudar a los trabajadores del sector informal en su transición al sector formal. Cumplir estas recomendaciones sería muy bueno en países como el nuestro, Independientemente de si se va o no a utilizar la IA.