A casi un año después de que celebró sus 51 años de edad y festejó porque ya tenía fecha para su propia muerte, Martha Sepúlveda la colombiana con esclerosis lateral amiotrófica consiguió este sábado ejercer su derecho a morir dignamente, después de que en septiembre le cancelaran la eutanasia a pocas horas de que se la fueran a practicar.
Sepúlveda falleció hoy a los 51 años en el Instituto Colombiano del Dolor en la ciudad de Medellín, después de una incansable lucha por ejercer su derecho a morir dignamente, que en Colombia es legal desde 1997, aunque no se empezó a ejercer hasta 2015.
El caso de Sepúlveda se conoció el pasado septiembre cuando, en un reportaje de Noticias Caracol, contó su deseo de morir: “Si es desde el plano espiritual, yo estoy totalmente tranquila (…) Cobarde seré, pero no quiero sufrir más, estoy cansada. Lucho por descansar”, dijo la mujer, quien agregó que la certeza de morir le daba “tranquilidad”.
Desde que fue diagnosticada, la mujer empezó a perder fuerza en las piernas y cada vez se le hizo más difícil caminar distancias largas, lo que empeoró su calidad de vida.
Sin embargo, horas antes de que le practicaran el proceso en septiembre, Incodol decidió cancelar el procedimiento al “contar con un concepto actualizado del estado de salud y evolución de la paciente” con el que “se define que no se cumple con el criterio de terminalidad como se había considerado”, según señaló en un comunicado.
Entonces un juez de Medellín ordenó al centro médico volver a programar la eutanasia, “siempre y cuando esta (Sepúlveda) mantenga su voluntad de practicarlo”, y hoy la entidad prestadora de salud dio la autorización y “se realizó el procedimiento”, según confirmó el diario local El Colombiano.
Esta eutanasia se produce tan solo un día después de que este viernes Víctor Escobar, de 60 años y quien padecía la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), diabetes e hipertensión, entre otros problemas, se convirtiese en el primer colombiano en recibir la eutanasia sin ser un paciente terminal y tras haber tomado la decisión de tener “una muerte digna”.
Sepúlveda es, por lo tanto, la segunda persona sin una enfermedad en estado terminal en recibirla, después de que la Corte Constitucional lo autorizara el pasado julio para este tipo de pacientes.