Por: Stibaliz RuizUrquijo
2 de noviembre del 2020
De un tiempo para acá el día de muertos, se ha convertido para mí, en una creencia muy personal que mis muertos vienen a visitarme, lo creo firmemente, todo fue cuestión que me comenzara a documentar sobre las ofrendas que se ofrecen, como formar el altar, y en definitiva, les diré; cuando vi la película de Coco (a petición de mis sobrinos) cuando terminó la película me salí de la habitación, muy cautelosa, porque me dio una lección impresionante, que simplemente me dio por llorar y tardé mucho en dejarlo de hacer.
A partir de ahí comencé a formar mi altar familiar y enseñarle a mis sobrinos sobre esta tradición, en este tiempo que estamos viviendo que por ningún motivo los dejaría salir a pedir dulces en la noche de brujas, he preferido que ellos comiencen a entender esta tradición, ahora ellos mismos se emocionan porque ya es hora de comenzar a armar nuestro altar y eso para mí ha sido importante. Son pre adolescentes, otros más pequeños, pero con mucho tacto les he ido platicando lo que significa ese día.
En lo personal una de mis personas favoritas en el mundo, se despidió de mí, justamente un 2 de noviembre ¿Qué difícil, no?, ahora ella y mis demás seres queridos que ya se han despedido de mí, cuentan con una ofrenda en mi casa, los honro, y de una forma u otra les sigo demostrando mi amor por ellos.
Por ahora, no podemos ir al panteón a dejarles las flores que tanto les gustaban, pero tenemos la oportunidad de seguir con una tradición muy mexicana que por siglos ha existido y probablemente no le habíamos puesto mucha atención.
En este año atípico que estamos viviendo, muchos de nosotros nos hemos despedido de muchísimas personas queridas, hoy, es una oportunidad para honrar su vida y su muerte, de ofrecerles nuestro corazón y pedir luz para ellos, creo que es una manera de aminorar nuestro dolor de haberlos visto partir y que nos han dejado una huella imborrable en nuestra memoria.
Siento que seguir esta tradición nos trae paz, hacer el altar es todo un proceso que se hace con amor, con respeto. Aparte, a mis chicos les deja una enseñanza, porque sé que ellos seguirán con la tradición y cuándo yo ya no esté, estoy segura que ellos dirán “Hay que comenzar con el altar, se acerca la fecha, mi Tía ya estaría comprando todo lo necesario” y yo dónde este, me sentiré muy feliz, de que ellos hayan aprendido la misma lección que yo aprendí.
En memoria de mi adorada Tía Norma.
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