Por: El Visor
MAURO GUERRA EL BOMBERO
Con el regreso de Mauro Guerra a la dirigencia estatal del Partido Acción Nacional, tras pedir licencia para inscribirse como candidato a una diputación local, la última fase de asignación de postulaciones tomará un cariz diferente.
El dirigente panista ahora tendrá que convertirse en apagafuegos.
Es decir, ya no se dejará al libre albedrio de los panistas registrarse como candidatos a una diputación federal. ¿La razón? Evitar el virus Fuentes Solís.
Y es que la postura del senador Víctor de impugnar la elección interna por la gubernatura parece que ya contagió a otros panistas molestos porque en la feria de las designaciones, fueron feamente rechazados y peormente ninguneados en sus aspiraciones.
Nomás súmele el hecho de que los ex precandidatos le invirtieron dinero, tiempo y esfuerzo pero sobre todo los billetes, y hasta camisetas, casas de campaña e inversión en redes sociales e invitaciones a comer a sus seguidores, para que de buenas a primeras les dijeran «no vas, espérate para la próxima».
Uno de ellos es el diputado Eduardo Leal, quien aspiró a la alcaldía de Cadereyta Jiménez, de donde brincó de regidor a una curul en esta 75 legislatura, de donde pretendía dar el brincó a la candidatura a alcalde.
Pero el diputado vaquero se quedó con las ganas al postular el PAN a otro aspirante. Leal buscaría pues saltar al Congreso de la Unión y nones, pa tras los fielders, ya que la dirigencia estatal accedió a invitar a Edelmiro Cavazos junior, quien ya era coqueteado por Morena y Movimiento Ciudadano para postularlo al distrito federal noveno, el más grande del Estado y el cual «Miro» ya tenía trabajado desde hace varios años y le daría pelea tú a tú al PRI el cual ganó en las elecciones del 2018.
Así que pues Mauro Guerra ahora estrena cachucha como bombero para apagar los incendios internos.
EL JUEGO DE LAS SILLAS
La reunión que le organizó Ildefonso Guajardo a Adrián de la Garza con los ex gobernadores y ex dirigentes estatales del PRI, se convirtió en la verdadera y real designación como candidato a la gubernatura, al ser los jefes de grupos políticos los que dan el sustento formal al aspirante.
Los líderes de los llamados sectores priistas, el obrero, campesino y popular además que se inventaron con los años, a final de cuentas están representados en los mandamases tricolores como son Natividad González Parás y Sócrates Rizzo, y los otros exgobernadores ausentes desde Jorge Treviño (por la edad), Benjamín Clariond Reyes Retana (porque parte de su grupo político está ahora en Morena y coqueteándole al PAN) y Rodrigo Medina de la Cruz (quien se ha convertido en el Innombrable región Nuevo León), los que darán el espaldarazo completo y total a De la Garza Santos.
Con estos apoyos el priismo espera movilizar a cuando menos 600 mil votantes para las elecciones del 6 de junio, cifra dura que por años ha mantenido el tricolor en cada proceso eleccionario, más o menos dependiendo si es elección federal o local nada más.
Sin embargo, esta base dura no alcanza para garantizar el triunfo, y menos con la competencia que darán MC, Acción Nacional y la coalición Juntos Haremos Historia por Nuevo León, en donde se repartirán tres millones aproximadamente de los votos que se emitirán (un 60 por ciento de los 4 millones empadronados).
Así que De la Garza tendrá que trabajar al doble en tres meses de campaña, para poder elevar su margen de votación.
Pal baile vamos.