octubre 14, 2025 3:58 am
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VISIÓN EDITORIAL

LA ECONOMÍA DIGITAL
Por: Edilberto Cervantes Galván
Ex-Secretario de Educación en N.L.

El proceso de digitalización de las actividades productivas y cotidianas es un fenómeno que avanza a nivel global.

Ya no sólo es la Internet, o las redes sociales, ahora se ha agregado la denominada Inteligencia Artificial.

Como ha sucedido desde el siglo XVIII, el avance tecnológico se da con la orientación de sustituir las actividades productivas de los seres humanos.

En una etapa se desarrollaron máquinas y dispositivos mecánicos; en la siguiente se diseñaron procesos y sistemas de producción y desde hace algunas décadas se avanza en la automatización de los procesos y la robotización. Con la pretensión de que los robots reduzcan o eliminen la participación de la mano de obra en los procesos productivos.

En la actualidad, la tecnología digital es la que está impulsando los cambios más significativos. El uso de dispositivos digitales se promueve en todas las actividades. En los servicios, se está eliminando la atención presencial. Los bancos, por ejemplo, promueven las operaciones mediante “aplicaciones”; las operaciones se realizan ahora desde los teléfonos celulares y se están reduciendo las oficinas de atención al público. Las ventas de artículos de todo tipo se realizan de manera digital, sin importar fronteras.

A nivel global se identifican tres “imperios” digitales: China, los Estados Unidos y Europa. En el capitalismo de estado en China, las grandes empresas digitales han evolucionado y se ubican en la vanguardia tecnológica mundial; se señala que a través de las redes digitales el Gobierno Chino tiene un control puntual de los habitantes. El presidente Xi Jinping, expresó recientemente: “aquí los empresarios no gobiernan. No hay espacio para las oligarquías que en otros países saquean la riqueza común.

El socialismo chino no significa ausencia de mercado; significa que el mercado sirve al bienestar de la sociedad, no a los bolsillos de unos cuantos. No es el mercado el que dicta el rumbo a la Nación, sino el Partido y la planificación estatal. El capital jamás estará por encima del pueblo”.

En los Estados Unidos las que ejercen el control son las propias empresas digitales: disponen de un amplio margen de maniobra y cuentan con todo el apoyo económico del gobierno, que las impulsa para que se mantengan en el liderazgo global digital. La llegada de Trump a la Presidencia contó con el apoyo económico de la oligarquía de los empresarios digitales, cuya influencia supera ahora la tradicional presencia de las grandes financieras en las decisiones estratégicas.

El tercer imperio digital es la Unión Europea, que lucha por mantenerse a la vanguardia. No cuenta con el poderío económico de los otros dos “imperios”, pero está ejerciendo una estrategia para limitar el poder de las empresas digitales y proteger a los seres humanos de los riesgos que implica la tecnología digital. A través de la emisión de normas y la fijación de límites, Europa trata de ejercer un poder de sanción sobre las empresas digitales; se han anunciado sanciones económicas importantes.

Mientras los “tres imperios” se disputan el uso y disposición de las tecnologías digitales, los países del Sur Global se mantienen como meros usuarios, con todo lo que eso significa.

También se ha señalado recientemente que el futuro desarrollo de la tecnología digital requiere de la disposición abundante de los minerales denominado “Tierras Raras”. Es China la que dispone de las mayores reservas de estas Tierras; también se encuentran en Groenlandia y algo en Ucrania.

El desarrollo de la Inteligencia Artificial significa un nuevo campo de competencia tecnológica digital. El desarrollo del sistema de IA Deep Seek, por parte de los investigadores chinos, a un costo muy por debajo de los presupuestos con los que trabajan las empresas norteamericanas, significa un verdadero desafío para éstas.

El desarrollo de la “economía digital” ha sido analizado por Yanis Varoufakis, quien la caracteriza como una nueva etapa en el desarrollo del capitalismo. La denomina: tecnofeudalismo. Con el desarrollo de los servicios digitales en la Nube, las empresas digitales han reemplazado a los mercados y establecido un verdadero feudo; a través de los servicios de la Nube las empresas digitales recaudan “rentas” de prácticamente todas las empresas e individuos usuarios. Los servicios digitales no se desgastan ni se entregan en propiedad a los usuarios.

En el sistema educativo la incursión de las tecnologías digitales es un proceso cada vez más intenso. Se trata de desarrollar a los alumnos como meros usuarios de las nuevas tecnologías y de sustituir las actividades de los maestros, al partir del principio de que el hecho educativo es un acto esencialmente individual.

Los riesgos que representa el uso de las tecnologías digitales en la formación y desarrollo de niños y jóvenes ya se han identificado. Vale la pena señalar que en España se estableció un “pacto de Estado” para proteger a los menores al incursionar en Internet y el mundo digital. Se ha planteado: cero pantallas electrónicas hasta los seis años; entre los 12 y los 16 años, sólo teléfonos analógicos (sin acceso a Internet y limitado a las llamadas) y 107 medidas específicas para proteger a los menores en Internet.

Para las empresas de tecnología digital su principal objetivo de mercado son los adolescentes y tratan de derivar la responsabilidad de los riesgos a los padres, a los docentes y a los propios menores.

Vale la pena mencionar que el Tribunal Supremo en España acaba de resolver que, ante las estafas a usuarios a través de Internet o del teléfono móvil, son los bancos los que deben responsabilizarse de los fraudes y reponer todo el dinero al cliente, a menos de que se demuestre que el cliente actuó con negligencia. Para el Tribunal, la única obligación del usuario es dar aviso, lo antes posible, a las entidades de que se ha realizado una operación no autorizada. Se destacan los fraudes con altos importes o los realizados de madrugada.

[Una cita de Noam Chomsky: “La Inteligencia Artificial es un software de plagio, ya que no crea nada; es una máquina estadística glotona de datos que copia obras existentes, alterándolas lo suficiente como para escapar de las leyes de derechos de autor. Se trata del mayor robo de propiedad intelectual que se registre”. New York Times, 8 de marzo de 2023.]