A principios de septiembre, Doña Pilar de 79 años, ingreso al hospital por hipertensión, le diagnosticaron COVID, a los pocos días falleció y Rosa, su trabajadora doméstica, de origen peruano, pidió que la incineraran, cambio toda su documentación y ahora se apropió de su casa.
Los hechos se registraron en la comunidad de Leganés, España donde la trabajadora doméstica no dio a viso a los familiares de Doña Pilar sobre su internamiento y tomó decisiones que legalmente no le correspondían.
Tras enterarse de los hechos, Rosana la hija mayor de Doña Pilar aseguró que su madre no tenía problemas de salud de gravedad por lo que asegura que Rosa tal vez en contubernio con la institución médica pudieron falsear información.
Además, una vez que Rosa incineró a su expatrona, cambio a su nombre los recibos de agua y luz y puso a su nombre las pólizas de seguro de vida que tenía Doña Pilar.
Como no se pudo hacer autopsia para revelar la posibilidad de algún homicidio, la familia interpuso una serie de recursos legales para aclarar lo sucedido y dar marcha atrás a todas las acciones que emprendió Rosa tras la muerte de su empleadora.
“Creo que mi madre no murió de forma natural, y vamos a hacer todo lo posible para que se aclare lo que pasó, tenemos indicios de que la trabajadora de mi mamá le pudo hacer algo” confesó Rosana.