Por. Belduque
Descalificar, el recurso de los perdedores
Quienes con cierta frecuencia nos enrolamos en ciertos debates sobre distintos temas como la cultura de género, ciencia, mitología, ideologías políticas y otras temáticas, de vez en cuando nos tomamos con gente que no sabe reconocer que sus argumentos han sido refutados y descartados con la correcta argumentación, por lo que arremeten con ataques e insultos.
Esa es la típica estrategia de los perdedores, y se le llama falacia ad hóminem, o falacia de descalificación, pues se trata en que el que va perdiendo el debate se pone a lanzar ataques personales, insultos y demás adjetivos para intentar descalificar la argumentación del contrario, pero lo que hace es dar por sentado que no se tiene otros argumentos y por ello se recurre a ello.
Recuero en varios grupos de debate y discusión que hay en redes sociales cuando se puso de moda el video donde, supuestamente, Albert Einstein le decía a su maestro de escuela que “no existe el frio, es la ausencia de calor, así como no existe el mal, es la ausencia de dios”. Algo que también es una falacia, pero del tipo “Post hoc ergo propter hoc” o falacia de dar por sentado.
Cuando se les cuestionó a todos esos que promovían ese falso relato, preguntándoles por la fuente del mismo, nunca dieron una, se limitaron a descalificar a quienes les cuestionamos la veracidad del mismo, pues como todos deberían de saber Einstein no era nada religioso, a pesar de venir de una familia de judios, él era agnóstico.
De hecho decía que que él creía en “el dios de Spinoza”, refiriéndose al filósofo holandés Benedictus de Spinoza, quien fue un gran racionalista y panteísta, aunque muchos le calificaron como ateo, era más bien agnóstico. No creía en un dios, pero creía que lo “divino” estaba en la naturaleza misma.
Ahora algunos han sacado de nuevo el tema de que Einstein creía en dios, a lo cual varios volvimos a cuestionar las fuentes de dicha afirmación, por lo que de nuevo esos creyentes se desviaron por la tangente o prefirieron irse por la fácil y utilizar insultos y descalificaciones contra quienes cuestionamos dicho argumento.
Pero si queremos saber que creía el afamado científico alemán con respecto al mitológico dios del judeo-cristianismo, sencillamente nos tenemos que enfocar en su texto llamado “Carta de dios”, en la cual textualmente dice “La palabra Dios es para mí nada más que la expresión y producto de la debilidad humana, la Biblia, una colección de honorables, pero aún primitivas, leyendas que de cualquier manera son bastante primitivas”.
Sí, eso pensaba el Einstein sobre el tema. Y cuando se enteran de eso, se ponen a insultarnos a quienes sí conocemos el texto, que incluso se ha validado que sí es un texto real del científico alemán. Eso sólo pone en evidencia la carencia de sus “argumentos”, y da certeza de que nuestra argumentación ha sido la correcta.
Se ponen a ladrar, como perros, como se dice en retórica y debate, ladran mientras nosotros seguimos avanzado. El problema es que estos tipos que se creen dueños absolutos de la verdad, no tienen el valor ni la honestidad de reconocer que se equivocaron, y que todo su rollo argumental era falso. Si mienten tan abiertamente en redes sociales en temas tan profundos, ¿cómo serán de truhanes en la vida real?
La pobreza existencial de esas gentes deja mucho que desear de ellos. Pero es gente que necesita creer que siempre tiene la razón, de lo contrario, se ponen violentos y locos, son un riesgo para la sociedad, y para las organizaciones que la conforman. Carecen de virtudes y valores humanos básicos para la sana convivencia.
Debemos de tener mucho cuidado con gente de esa calaña, pues en un mundo en donde el neo-oscurantismo esta proliferando como infección viral, es donde más daño pueden hacer con sus mentes torcidas por sus ideas enfermizas.
Ahí se las dejo de tarea.