Por: Benito Rodríguez
Hablar o escribir acerca de la pandemia es abonar a algo que, si bien es cierto ayuda en la prevención, también nos inyecta una buena dosis de miedo y, en algunos casos, hasta terror.
Tan bueno es uno, como malo lo otro.
Pero en lo que deseo enfocarme, en esta ocasión, no es en eso; sino en algo que considero un gravísimo daño colateral.
Los niños.
Es cierto, ha quedado científicamente demostrado que los menores son los menos vulnerables y más resistentes al virus, pero también son un potencial vehículo del mismo que puede originar el contagio a los adultos.
Pero una vez que haya pasado lo más difícil de la pandemia y que los niños puedan salir de su enclaustramiento… ¿estamos seguros de que no se van a enfermar?
Pero, además de eso, ¿los estamos preparando para la convivencia con el resto de los niños?
Está por cumplirse un año de esta crisis sanitaria, pero la sobreprotección a los menores la traemos desde hace mucho tiempo atrás: que no se caiga, que no agarre tierra, que no se suba a la bicicleta, que no se junte con tal o cual niño, que no vaya solo al parque, no se vaya a golpear con ese artefacto; y así le puedo seguir.
Los niños necesitan, como parte de su educación, de ese contacto con más símiles, del intercambio de opiniones, de juegos, de retos, de generarse confianza a sí mismos, de la convivencia, de saborear un triunfo, de conocer y reconocer las derrotas, de ayudar a quien lo necesita, de la solidaridad entre ellos, de aprender a madurar.
Habrá quienes digan, ¿cómo se atreve a pedirnos que se arriesguen nuestros hijos?, no, no es por ahí, simplemente lo que pienso y escribo aquí es que, tomando todas las medidas de prevención, los dejemos ser niños.
Dice una canción del grupo Maná “¿Dónde diablos jugarán, los pobres niños?” y es una pregunta que hoy pongo en la mesa, ¿dónde diablos jugarán los niños? Si ni siquiera los dejamos ser niños.
Es cierto, no debemos de bajar la guardia, pero también debemos entender que SON NIÑOS, y que debemos hacer lo necesario para que no se pierdan esta etapa tan importante para su futuro, sin que esto signifique dejar de atender nuestro propio cuidado, ese es el reto.