Por: Belduque
Neo-fascistas al grito de caos
Nadie lo puede negar, la peor combinación en la política para un país, es la mezcla del populismo y el fascismo, como lo estamos viendo en varios países del continente Americano.
Uno puede pensar inmediatamente en los casos de Honduras, Perú, Nicaragua, Brasil, Cuba y Venezuela, en donde el pueblo se muere de hambre en las calles, mientras la delincuencia organizada con el gobierno es quien manda en esos bellos pero abandonados países.
Sólo por recordar, el bulo de la excelente atención médica de Cuba, ya está más que refutado con los pésimos “médicos” que enviaron a otros países para “ayudar a combatir la pandemia”, como quedó evidenciado, sólo fueron a estorbar. Las manipuladas cifras de atención médica, contagios y muertes en Cuba, ya nadie se las cree.
En México también, no se cantan mal las rancheras, aquí también estamos muy mal. El régimen de gobierno de la «transformación» (neo-fascista populista) ha dañado mucho a la economía de las pequeñas y medianas empresas en todo el país, generando un enorme desempleo y aumentando los índices de pobreza y delincuencia en todo el país. Eso sin contar que el pésimo manejo de la pandemia que por momentos estuvo casi sin control.
Debemos de tener muy claro en la mente de todos que los políticos y los medios de comunicación surgen de la misma sociedad, si la sociedad está podrida y corrupta, sus políticos y los medios de comunicación también lo estarán. Por eso hay tanta telebasura y funcionarios públicos corruptos con tanto fanático seguidor.
Los pasados acontecimientos realizados por esas fuerzas de choque que en su momento apoyaron a Donald Trump, son un ejemplo de ello. Un país que por tradición siempre se mostró como «liberal», ahora se ve opacado por esos fanáticos que están intentando someterlo a los caprichos de un mal intento de dictador.
El millonario estadounidense manchó la historia del país que, por excelencia, siempre ha defendido la democracia, pero ahora sus seguidores populistas y neo-fascistas, han evidenciado que la gente inculta e ignorante son un auténtico peligro para las sociedades. Hay que decirlo con todas sus letras: El fanatismo político y religioso es un peligro para la humanidad.
Líderes políticos que sólo se la pasan atacando a quienes los cuestionan y ponen en duda, son un cáncer social, solo ponen en evidencia una terrible pobreza intelectual y una carencia de virtudes humanas de una escala abrumadora. Sus palabras y actos sólo causan caos y muerte, pero culpan a otros de lo que es su responsabilidad directa.
Todo servidor público está para servir al pueblo, para obedecerlo, no para imponer sus opiniones, se le paga para dar respuestas y soluciones, no para que de su punto de vista ni para que cause más problemas. No es dueño ni de su silencio, pues hasta su tiempo le pertenece al pueblo.