EN LA OPINIÓN DE…
POR: EL OBSERVADOR
EL PERIODISMO REGIO, EN COMA.
Los noticieros de Monterrey son un fósiles en pantalla. No evolucionaron, se estancaron en la comodidad del boletín oficial y la nota insípida. Abandonaron el periodismo que cuestiona, que incomoda, que obliga a rendir cuentas. Hoy, encender la televisión es un acto de paciencia frente al tedio.
Lo único que heredaron de los viejos medios es el sensacionalismo barato. Gritos de última hora, tragedias explotadas hasta el hartazgo y una obscena dependencia de intereses políticos y económicos. El decoro se fue por la coladera: la información se vende al mejor postor.
El periodismo en Monterrey, como tal, ya no existe. Lo que queda es un ejército de opinadores que se repiten como eco sin fondo: todos dicen algo, nadie dice nada. Voces que no investigan, no contrastan, no se juegan nada. Apenas sobreviven en la rutina de “llenar espacio” con frases prefabricadas.
La responsabilidad es doble: de los comunicadores que prefieren la complacencia y de los dueños de medios que convirtieron la información en propaganda disfrazada. La consecuencia es clara: una ciudadanía mal informada, desinteresada y atrapada en un ciclo de conformismo mediático.
Lo mínimo que debería exigirse es valentía. Narrativas nuevas, formatos frescos, sí; pero sobre todo periodismo profesional con ética y con coraje. De lo contrario, los noticieros regios seguirán donde están: en coma, conectados a la respiración artificial del rating y los convenios.
